Blarheim
Reseñas Fantasía

La sangre turbia de Blarheim (2023): Inteligencia mezclada con magia

El poder de la magia infinita

La sangre turbia de Blarheim es una de esas joyas que una encuentra de vez en cuando en las ferias del libro cuando se pasea por los estantes con los sentidos alerta. Aún recuerdo la breve explicación, casi una disculpa, que me dio su autora, Cristina Selva, cuando le pregunté de qué iba su libro: “es una historia sobre el primer amor y el descubrimiento de nuestro lugar en el mundo”, me dijo. “Y es más para adolescentes”. “No pasa nada”, le respondí, “a veces una necesita leer algo para adolescentes, aunque sea para descansar la mente”.

Y lo cierto es que esta es una descripción apropiada, porque la novela reúne bastantes de las características de la literatura escrita para este grupo poblacional. Pero lo que Cristina Selva no me contó fue lo mucho que me iba a reír y todo lo que iba a disfrutar leyendo su novela. Aunque no sea una adolescente.

La misma portada del libro ya lo etiqueta para lectores de 12 a 16 años.

Lo que la editorial cuenta

El día que llegué a aquel instituto normal todo me pareció de lo más extraño. Pero no podía siquiera imaginar lo que me esperaría vivir ese curso. Porque de vivir iba el asunto. Y de decisiones importantes. En realidad, lo que pretendía con el cambio era codearme con personas corrientes, con peña de mi edad, más por curiosidad que por necesidad real de socializar. Llámame loca.

Soy Tamara, tengo dieciséis años y un coeficiente intelectual de vértigo. Sí, ya sé que doy asquito. Debo ser una abominación de la naturaleza o un defecto de la creación. Por eso nunca he encajado. En ningún sitio. Con nadie.

Jamás he creído en la magia ni nada por el estilo, aunque desde que conocí a Blas, mi compañero de clase, comenzaron a suceder cosas raras a mi alrededor, pero raras de verdad; y no sabía si me estaba volviendo loca o qué pasaba. ¿Era posible una forma de ver el mundo diferente a todo lo que conocía hasta ahora? ¿Qué secreto guardaba Blas? Y ¿por qué era tan extraño?

Lo que te contamos nosotras

Por dentro, nos encontramos ante la historia de Tamara, una chica de 17 años con un coeficiente intelectual tan alto que, en materia académica, no le queda nada por descubrir. Pero solo en materia académica, porque, en el resto de sentidos, como comprobamos desde las primeras páginas, a nuestra protagonista le falta mucho por aprender. Cristina Selva juega con maestría para dibujarnos el perfil de esta muchacha inadaptada, a la que nos creemos rápidamente porque el equilibrio constante entre lo que sabe y lo que no, entre lo que domina y lo que le es ajeno, nos permite identificarnos con su punto de vista y con sus acciones. A través de los ojos de Tamara podemos volver al instituto, evaluar con ojo crítico los comportamientos del estudiante medio, sentir el primer beso… pero también extrañarnos ante los detalles que prueban que existe algo más allá de nuestra simple realidad.

Tamara llega a su nuevo instituto dispuesta a interaccionar con gente de su edad

El contrapeso de Tamara lo ejerce Blas, el compañero de pupitre rarito que le asignan el primer día de clase, alguien que parece tan inteligente como ella, pero mucho más adaptado. Blas, que siempre aparece en el momento justo, que oculta algo… Blas, sobre el que, al igual que Tamara, queremos saber más, mucho más.

Alrededor de estos dos protagonistas únicos se articula todo el argumento de la novela. No hay personajes secundarios de peso; los pocos que aparecen en más de dos párrafos sirven solo para dibujar el entorno de la historia, para llenarlo y dar la sensación de que Tamara y Blas no están solos en el universo. Tampoco aparece un antagonista corpóreo, aunque al malo, como a Sauron en El señor de los anillos, aprendemos a temerlo solamente con oír hablar de él, lo que es otra muestra del arte que la autora ha desplegado para contarnos su relato.

En cuanto a la ambientación, esta resulta muy ambigua. No sabemos qué época del año es ni cuánto tiempo transcurre entre el inicio y el final de la historia, más allá de unas cuantas alusiones vagas. La autora juega aquí con nuestro saber adquirido sobre el escenario en el que se mueven Blas y Tamara: todos recordamos el instituto, todos hemos ido alguna vez a una biblioteca o al parque, así que no hacen faltan descripciones minuciosas.

Una de las salas de la biblioteca de la ciudad parece albergar libros no del todo normales

Por fuera, la novela tiene una extensión muy corta, apenas doscientas páginas con un tipo de letra grande. Está dividida en 27 capítulos de diferente extensión, con un prólogo y un epílogo, narrados exclusivamente desde el punto de vista de Tamara, en primera persona y en tiempo presente. Todos estos rasgos hacen que la lectura sea muy fácil y rápida, pues discurre a la velocidad del pensamiento de la protagonista quien, además, parece estar hablando con nosotros mientras nos cuenta su historia. De esta manera, el lector nunca sabe más de lo que sabe Tamara y la intriga en torno a Blas no para de crecer, tirando de nosotros para que leamos solo un poquito más.

Valoración general

La sangre turbia de Blarheim es una novela de personajes escrita con la pura intención de entretener, de contar una historia sin profundizar mucho más. La autora consigue que nos identifiquemos con su peculiar protagonista y que nuestro interés no decaiga mientras la vemos indagar en un mundo donde todos los detalles, cotidianos o extraordinarios, acaban por sorprendernos y dibujarnos una sonrisa.

Lo mejor: El equilibrio que existe entre lo que la protagonista sabe por ser superdotada y todo lo que desconoce precisamente por serlo. Tamara me ha arrancado más de una carcajada.

Lo peor: El hecho de que los protagonistas tengan tanto peso en detrimento de otros personajes que, aunque sean solo mencionados, despiertan nuestra curiosidad.

AVISO: ¡SPOILERS! EL FINAL DE LA HISTORIA

Supongo que Cristina Selva tenía en mente una saga cuando escribió su novela, porque el final es tan abierto que no puede considerarse un final. No es que la historia termine, es que se nos acaban las páginas impresas y ya… Nos quedamos sin saber nada acerca de la lucha de Blarheim, y apenas nos adentramos en su mundo de magia. Tanto entrenamiento y tanta espera nos sabe a poco. Ojalá pronto tengamos más.

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