¿Crees que podrías robarle la libertad al mar? Pues con ella ocurre igual.
La verdad es que este es uno de esos libros en los que personalmente no habría reparado nunca, pero que, una vez leído, me aporta tanto que se va a quedar por mucho tiempo en un lugar privilegiado de mi estantería. Y digo que no lo habría escogido como lectura porque hacía mucho que no leía poesía, concretamente desde que finalicé la carrera de filología, y confieso que incluso entonces solo leía los poemarios señalados como obligatorios. Una pena, porque este es un género que en verdad me gusta, y que suelo entregar al olvido con demasiada facilidad. Por eso, cuando en el Club de Lectura de La buhardilla se planteó como primera lectura este poemario de Andoni Alcázar, no me lo pensé. Acepté la propuesta, y no me ha defraudado.
Lo que el autor te cuenta…
En este libro, descubrirás versos organizados en tres bloques que exploran temas como el amor, el anhelo, la pérdida y la nostalgia.
El autor invita a reflexionar sobre la existencia humana desde diversas perspectivas, llevándote en un viaje a través del universo de las emociones, tanto por sus senderos más hermosos como por los más crudos.
Lo que te contamos nosotras…
Por dentro, el poemario es un canto al amor sano, ese que no es exigente, que no pide ser el centro del universo, que no acaba ahogando con la intensidad de su pasión. Andoni crea una colección de preciosas joyas dignas de ser analizadas en profundidad en las aulas de un instituto, tanto como de ser saboreadas en silencio junto a una taza de té o una buena copa de vino. Lo vemos, por ejemplo, en el poema 17, bloque I, en el que se explica muy gráficamente qué es amar: “Amar es admirar la magia y los bellos matices del otro ser. Es compartir, es respetar. Amar es comprender”.
Destaca sobremanera el tratamiento que el poeta da al tema de la igualdad: igualdad que se da entre ambos amantes, sin que uno pretenda ni quiera ser más que el otro, sino que los dos forman parte del mismo todo, como se aprecia en el poema 3, bloque I, cuando se dice “No te condeno al imposible de ser perfecta”, es decir, te aprecio por lo que eres en realidad, sin cosificarte en ideales inalcanzables, algo que también subraya en el poema 15, bloque I, cuando asegura que “Me gustas así, con tus kilos de más y tus dudas de menos”. Muy gráfico es, asimismo, el último verso del poema 26, bloque I, en el que se especifica que la amada “me pide que la ame como se ama la libertad”.
En la construcción de cada poema abundan los recursos orientados a conseguir una delicada musicalidad y una sutil belleza. Por citar alguno de estos recursos, nos fijamos en la imagen tan pictórica que dibuja el primer verso del poema 7, bloque I, “Eres luna que asoma con su luz por mi ventana”; en los encabalgamientos que dan ritmo al poema 25, bloque I; en las comparaciones con las que arranca el poema 28, bloque I, “Me enseñaste a querer como quiere la lluvia a las flores, como la esperanza, al amanecer”; o a la aliteración que encierra el primer verso del poema 49, bloque I, “Adoro amanecer atolondrado en la alborada”.
Por fuera, el libro está dividido, como ya se ha visto al citar los ejemplos, en tres bloques: el primero, titulado El sabor de un romance, incluye 51 poemas, y es del que hemos preferido extraer los ejemplos citados hasta ahora, por actuar como una introducción en la que se habla, sobre todo, del amor, de los deseos del enamorado con respecto a su amada, y de las sensaciones que ella despierta en el poeta cuando la piensa.
El bloque II, titulado La riqueza de la vida, consta de 43 poemas y está más enfocado a cantar los sentimientos hacia la existencia humana, la fugacidad de la vida y la forma adecuada de enfrentarse a ella, desde el “Soldados nos toca ser, supervivientes en esta vida”, con el que se inicia el poema 1, hasta la definición de la vida que nos da el poema 28 , pasando por aseveraciones tales como “La vida es traicionera, brinda una de cal y otra de arena” (poema 5), “Estamos hechos de copas de vino que tomamos frente al mar” (poema 25).
Por último, el bloque III lleva por título El día que me quieras y está compuestos por 49 poemas que desarrollan de nuevo el tema del amor, percibido ahora como un anhelo, un estado deseable que el poeta aspira a hacer perdurar, por lo que esta parte actúa como una conclusión final del poemario. Se retoman aquí los temas antes citados del amor sano, como en el poema 6, que comienza con un rotundo “No te pido que te lances por mí al vacío”; y de la igualdad que debe ser meta de todas las relaciones, como se expresa en el poema 33 al decir “Libre como el viento, debe tener claro que yo no deseo entorpecer su vuelo”.
La edición se cierra, tras un sentido agradecimiento por parte del autor a quienes han hecho posible la existencia de su poemario, con una narración escrita en prosa poética, titulada El último baile, que es el broche final para un poemario tan intenso como dulce.
Valoración general
A flor de labios es un poemario exquisito que desarrolla el tema del amor desde una perspectiva realista, sana y libre de prejuicios, abogando por la igualdad y la recreación de la amada como un ser único y perfecto en todas sus imperfecciones. Es, asimismo, un canto a la vida lleno de optimismo, y una invitación a sumergirnos en el sentimiento del amor como el único capaz de vertebrar nuestra existencia. Andoni Alcázar utiliza con maestría los recursos de la lírica para ofrecernos pequeñas piezas repletas de musicalidad y de belleza.
LO MEJOR: La brevedad de los poemas, escritos al estilo becqueriano, que condensan en pocos versos sentimientos muy profundos.
LO PEOR: Tal vez yo no habría incluido esa parte final, más que nada porque rompe la ordenación externa del poemario y hace que la dinámica de lectura se resienta a pocas páginas de acabar.
1 Comentario